La salud mental y neurológica no solo es crucial para el bienestar individual, sino que también impacta directamente en el desarrollo socioeconómico de un país.
Invertir en la salud mental de la población no es un gasto, sino una inversión en el futuro. Un individuo con buena salud mental es más productivo, creativo y capaz de contribuir positivamente a la sociedad.
Por el contrario, desatender la salud mental puede generar serios problemas como la drogadicción, el crimen y la violencia.
En países en desarrollo como Ecuador, es fundamental que los gobiernos prioricen la salud mental como un pilar fundamental para alcanzar un desarrollo sostenible.
Por lo tanto, la salud mental y neurológica es la base para construir una sociedad más próspera, segura y justa.